lunes, 19 de octubre de 2015

Un campo donde todos podamos concentrarnos

El sermón de la cueva

En el desierto las fuertes tormentas de arena obligan a maestro y alumno utilizar una cueva como refugio. En la obscuridad hablar es lo único que les queda. “El Señor bien aventurará a quien crea en Él y lanzará al lago de fuego aquel que dude por un momento del reino de los cielos” -dijo el maestro-. ”Maestro, enséñeme el reino de los cielos”. Escarbándose la nariz el maestro encuentra un moco clavado en las paredes de sus fosas nasales y se lo muestra a su alumno. “¿Maestro, es esto el reino que Dios prometió?”. “El señor es caprichoso, pero está más cerca de la perfección que tú y yo. Por eso ha encargado al hombre hablar de su obra y de su palabra”. El alumno, con cierto pesar bajó la cabeza y murmuró: “Temo hacer enojar a Dios”. Para calmarlo el maestro dijo: “Yo también, por eso creo en Él”. El maestro lanza una larga e interminable carcajada.

“Dios talló en la piedra lo
 que le dictó el hombre”
Yo

El eterno viajero

La maldición del eterno viajero

lunes, 12 de octubre de 2015

Dios lo bendiga

Cinco minutos

Temor

Nosferatu


 La triste noche de estrellas azul vigilan y protegen al tren de pasajeros rumbo a la ciudad. Envueltos por grises nubes que resaltan sobre el negro terciopelo que es el cielo, aviones comerciales realizan su vuelo ante la luna.
Un vagabundo se encuentra recostado. Sin pensar, descansando. Presenciando sus pulmones el aire helado del sereno, exhala  con dolor produciéndose toses sanguinolentas.
Por la madrugada, cuando la ciudad reposa-una ciudad nunca duerme- y los perros callejeros se convierten en guardianes de la noche; el fuego en la punta incandescente de un cigarrillo; la luz mortecina de un bulbo; o mutar la sangre en gasolina, es el oleo secándose sobre el lienzo, convirtiendo todo en el refugio de cualquier abandonado.

El vagabundo no descansa. Su alma necesita vivir en conflicto. Algunos viven en la ciudad permanentemente. Otros trotan por los caminos en busca de… no se puede saber que piensan. Es oscuro el cráneo donde habita su cerebro. Delirio es lo que necesitan en vez de aire. Bebiendo alcanzan lugares remotos, donde el hombre teme llegar. Un mundo habitado por criaturas inconcebibles; pesadilla constante que sólo puede ser aplacada por el dulce olor del removedor de pintura. Cuando se llega a ese estado la muerte no es más que el nirvana. La incertidumbre deja de existir. Ser zombi es posible, los haitianos lo descubrieron con el tiempo. Tarde o temprano un explorador encontraría la manera de matar el alma

Los mutantes


¡Me ha robado el alma!




Óscar, plaza Sésamo


Casi invisible


La respuesta está en el fuego


No solo de pan


Ser negativo